domingo, 27 de abril de 2008

¿CONSENSO O APAÑOS?


¿CONSENSO O APAÑOS?


El apaño es un remiendo o un arreglo. Es una forma de salir del paso lo mejor y más pronto posible... Son muchas cosas más. Cuando hablamos de consenso casi siempre nos referimos a una aceptación o acuerdo de todos los miembros de un grupo. Sin embargo, hay un consenso, lo llamamos “consenso pasivo”, que es el resultante de un consentimiento o conformidad de algo que nos viene ya elaborado, hecho por otros, casi siempre los que tienen una prioridad o relevancia en el colectivo...

En estos días, un grupo de compañeros y compañeras dirigentes de IU, han conformado una llamada “Comisión unitaria” de Izquierda Unida, que, además de “tutelar el proceso de la Asamblea de la federación, ha asumido las competencias en finanzas, administración y comunicación interna y externa hasta que se renueven los órganos de dirección entre octubre y noviembre”. Pero no se define como gestora, pues nadie lo ha decidido así.

Hemos de agradecer sinceramente a este grupo de personas tan responsables que, en estos momentos de auténtica crisis, hayan tenido el valor y la entrega de asumir estas encomiendas. Está compuesta, según nos han informado, por representaciones de las diez federaciones más importantes de IU y lo que se ha venido en denominar como “la pluralidad”, es decir, las representaciones de los partidos y corrientes existentes en IU, como PCE, CUT, etc.

A medida que pasan los días, y esta comisión va dando cuenta de sus reuniones (¿a quiénes?) van surgiendo, como no podía ser de otra manera, una serie de dudas al respecto de sus cometidos y de su composición. “Yo dudo, luego pienso; yo pienso, luego existo”. Las dudas, pues, han de despojarse aquí de la consabida sombra de la “sospecha” que tantas veces ha sido utilizada en el ámbito interno para justificar arbitrariedades de todo tipo. Dudas que surgen del ánimo constructivo. Son “observaciones”, más que “críticas destructivas”.

La primera duda está en la legitimidad democrática que asiste a esta comisión, en comparación con la que tienen los propios órganos de dirección existentes surgidos democráticamente de la última asamblea federal, para tener estas responsabilidades y acometer estas actuaciones. La respuesta viene dada en un doble sentido: de una parte, se nos dice, la dirección ejecutiva federal actual (no así las direcciones de las federaciones) ha sido cuestionada políticamente de forma tácita por la mayoría de sus componentes tras el desastre electoral; es como si, en la práctica, hubiese dimitido (o se le hubiese hecho dimitir) en gran parte de las atribuciones que tenía. De otra, las decisiones que son competencia del Consejo político federal y de la Presidencia seguirán tomándose en estos órganos, y la “comisión unitaria” llevará a estos ámbitos sus propuestas consensuadas para que sean debatidas y aprobadas o no. Se entiende que estando compuesta esta comisión unitaria por representaciones de la pluralidad política y territorial existente en IU y sus acuerdos consensuados, el paso por el Consejo Federal y la Presidencia serán de puro trámite... Y ahí surge la siguiente duda...

¿Realmente los llamados “representantes” –de las federaciones o de los partidos y colectivos- actúan como tal? ¿Lo que plantean en la comisión unitaria es debatido, o al menos conocido, y aceptado previamente por los colectivos o territorios que dicen representar? Mucho nos tememos que no. Lo que realmente puede estar ocurriendo es que se haya creado una dinámica de “barones” (“taifatos” los llama Julio Anguita en su último documento). Los “barones” son los coordinadores de las federaciones que son los que dan previamente el visto bueno o no a las propuestas que en esa comisión unitaria se tratan; y no son precisamente los coordinadores de las federaciones quienes van a esas reuniones, sino que envían a personas de su confianza en su representación. “Representantes de representantes” no elegidos en ningún lado. Entre las baronías políticas y territoriales se fabrica el “consenso pasivo”. ¿Quiénes se van a atrever, en esta situación de crisis estructural de tan dura perspectiva, a cuestionar el proceso y las decisiones tomadas?... Y ahí viene la tercera duda...

La tercera duda es la derivada del llamado “consenso pasivo”. ¿Dónde están las minorías? Las federaciones envían sólo representantes de sus mayorías. Cada federación ha liquidado políticamente la presencia en esta comisión de sus respectivas minorías. Algunas de estas “minorías”, como es el caso de Andalucía, tienen una representación superior al 40% según las elecciones democráticas de su última Asamblea... Se piensa que esto no es problema, pues hay federaciones cuyas mayorías corresponden en posicionamientos a minorías de otras. En la práctica, se nos dice, están representados, por una u otra vía, todo el mundo. Por ejemplo, Andalucía (su dirección, o su coordinador) ha vetado la presencia de la corriente crítica “convocatoria por Andalucía”, pero eso no importa, pues la mayoría de Asturias, que también ha vetado a su minoría, puede representar a la minoría de Andalucía. Esto es una barbaridad. Como ha sido una barbaridad obviar, por intereses políticamente mezquinos, la presencia formal y explícita de las candidaturas que como tal concurrieron en la última Asamblea Federal. Lo grave aquí es la incongruencia y la falta de ética a la hora da tratar a las minorías. Resulta que llevamos semanas, años diríamos mejor, criticando el trato que nuestro sistema electoral y mediático tiene con las minorías; no compartimos que con un 3,8% estemos en una situación tan precaria como estamos. Reclamamos justicia en el trato, proporcionalidad en la representación.... Sin embargo con nuestras minorías aplicamos los sistemas más severos. Estamos, en la práctica, favoreciendo un sistema “bi-partidista” dentro de IU, que no es sino el reflejo de lo que social y culturalmente criticamos: En IU existen más de dos opciones, pero es prácticamente imposible que la “tercera opción” (“la IU de IU”) sea tenida en cuenta.

En definitiva, el proceso constituyente que deseamos abrir ha de tener como método una apertura a la pluralidad real, no sólo a la nominal, de IU. Apertura a la sociedad civil con tendencias y propuestas de izquierdas, más plural aún. Apertura de mente para abrir el horizonte. Las dinámicas que pueden estar germinando en estas semanas, basadas en los consensos pasivos y en los poderes fácticos de las “baronías”, pueden garantizar una aparente cohesión (recordad la IV Asamblea Federal de IU), una falsa “unidad” de cara a la galería, pero pueden ser también la carcoma que convierta el proceso de debate en algo vacío y sin fuerza para relanzar el proyecto.

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