CREEMOS EN EL FUTURO DE IZQUIERDA UNIDA
Compañero, te hago llegar un documento que algunos y algunas estamos trabajando para enfocar la próxima asamblea de IU. Es un texto abierto y me gustaria contar con tu opinión y aportaciones
Saludos
Joan Josep Nuet i Pujals
Compañero, te hago llegar un documento que algunos y algunas estamos trabajando para enfocar la próxima asamblea de IU. Es un texto abierto y me gustaria contar con tu opinión y aportaciones
Saludos
Joan Josep Nuet i Pujals
Los promotores de este documento somos mujeres y hombres que creemos firmemente que Izquierda Unida tiene futuro. Nuestro proyecto político ha sufrido un claro revés electoral sin paliativos, del cual tardaremos aún tiempo en reponernos, pero estamos convencidos de que es posible y que ello debe conllevar un exhaustivo análisis de las causas externas e internas de nuestra derrota, así como apuestas de futuro que relancen IU en el marco de su próxima IX Asamblea Federal.
Afrontamos el debate de iniciar en IU un nuevo proceso constituyente, ya que el proyecto de IU no solo no ha muerto, sino que puede y debe ser relanzado. La nueva convergencia política y social a la que aspiramos requiere en primer lugar de la tranquilidad y en segundo lugar de la ambición para que se haga el debate, empezando por saber que y porqué nos ha pasado. También requiere una IX Asamblea democrática, participativa y unitaria ya que no habrá ningún debate ni cambios de ningún tipo si fracasamos en ese encuentro decisivo.
Lejos de analizar las causas de nuestra derrota en clave de ajuste de cuentas, queremos saber que nos ha pasado para poner el acento en la política, en los cambios organizativos que pueden devolver IU a la primera línea de la movilización social y la propuesta política, y devolver a los afiliados y votantes el orgullo de pertenecer a Izquierda Unida.
Pero queremos abordar esta difícil situación con ilusión, con la satisfacción de formar parte de la sociedad más activa, más solidaria y más comprometida con la igualdad y la justicia social. La izquierda política alternativa tiene que recuperar la alegría, la fuerza y el optimismo de avanzar hacia una sociedad mejor para todos, donde la riqueza que entre todos y todas generamos, se traduzca en una sociedad más digna, más avanzada social y culturalmente y de mayor calidad de vida para todas y todos.
Los cambios económicos y sociales que ha experimentado nuestro país en los últimos 20 años son muchos, y han afectado profundamente a la izquierda social y política y a aquellos sujetos sociales que queremos representar. El avance de la globalización ha fragmentado como nunca a la clase trabajadora, flexibilizando sus condiciones laborales y precarizando el conjunto de sus relaciones sociales, dándole solo salidas individuales en el marco del sistema.
El actual modelo económico, cada vez más basado en la especulación financiera, con menor desarrollo industrial y de insuficiente inversión en investigación, es incapaz de generar bienestar para todos y todas, y distancia cada vez más a la élite económica de la mayoría de la sociedad que paga las consecuencias de una economía injusta.
Hoy las soluciones colectivas a los graves problemas de los sectores populares son mas difíciles de apreciar por estos y más complejas de organizar para la izquierda social y política, ya que la hegemonía del pensamiento conservador es tal que ha ido empobreciendo y desmereciendo las redes sociales solidarias de los trabajadores y las trabajadoras y su capacidad de autoorganizarse para luchar por sus derechos e intereses. Se ha llegado a la paradoja, gracias a los potentes aparatos de reproducción ideológica de las clases dominantes, de hacer coincidir las ilusiones y esperanzas de los explotados con los objetivos de los explotadores.
En los últimos tiempos uno de los fenómenos mas utilizados para dividir a los trabajadores, y alejarlos de sus organizaciones naturales de lucha, ha sido el de la inmigración, vista por la derecha, en una acción barroca de doble moral, al mismo tiempo como una oportunidad de sobreexplotación y por tanto de mayor beneficio, como de nueva “competencia entre pobres” por ocupar los servicios del delgado Estado del Bienestar. Se han azuzado al mismo tiempo prejuicios morales y culturales contra los que son diferentes de nosotros, por encima del ordenamiento jurídico que todos están obligados a respetar, haciendo que los trabajadores se enfrenten entre si en función de su lugar de nacimiento, lengua o color de piel, difuminando su necesaria acción común en favor de sus derechos.
También destacar la utilización de viejos y nuevos conflictos territoriales, expuestos de forma contradictoria, no para debatir y encontrar la síntesis de vivir la diversidad en un estado compuesto, sino para exacerbar Y utilizar la diferencia con objetivos electoralistas y de fragmentación social.
Estos fenómenos no afectan solo a la izquierda en España, hay otras experiencias en países de la UE que podrían seguir parte del argumentario empleado para nuestro estado (Italia y Francia servirían de ejemplo), y al mismo tiempo observamos experiencias exitosas que hemos de tener muy presentes (caso de Alemania o Chipre).
Observamos también con expectación los cambios políticos que se han ido sucediendo en América Latina, las nuevas realidades políticas y sociales que exigen mas justicia social en todo el continente, al tiempo que reafirman su papel independiente frente a los intentos de dominio del norte y sus nuevas capacidades de colaboración política, económica y cultural. Pensamos que desde IU debemos y podemos reforzar los vínculos de colaboración e intercambio de experiencias con los partidos y movimientos de izquierda latinoamericanos.
Si el periodo anterior a las elecciones generales del 2004, fue uno de los de mayor movilización desde la transición, la reciente etapa 2004/2008 ha significado una mitigación muy preocupante de la movilización social, hasta el punto de que son las distintas expresiones políticas, sociales y culturales de la derecha las que se han movilizado contra las tímidas reformas progresistas que se han llevado a delante.
El bipartidismo y la ley electoral se han demostrado como mecanismos eficaces creados durante la transición para dificultar sino impedir el acceso de la izquierda alternativa a instancias superiores de poder. Por tanto no es un fenómeno coyuntural que pueda remontarse con mayor eficacia en las formulas electorales, sus mensajes publicitarios o sus presupuestos de campaña, es parte consustancial del sistema. Una ley electoral que discrimina y que deja a centenares de miles de personas sin representación parlamentaria.
La polarización de los medios de comunicación, en la ultima campaña, en torno a los dos grandes partidos y la recreación del espectáculo televisivo ha rizado el rizo en la tendencia antidemocrática que excluye el pluralismo y el verdadero contraste y debate de ideas, tratando a los ciudadanos como meros consumidores, convirtiendo la política en algo ajeno a ellos, en puro espectáculo, construyendo concienzudamente la despolitización y el desarraigo de lo colectivo
Solo con la implicación de los hombres y mujeres de la izquierda alternativa en la recuperación, ampliación y creación de viejas y nuevas redes sociales, que articulen por abajo los intereses de los trabajadores, jóvenes, mujeres y sectores populares, en alianza con campesinos, autónomos o pequeños y medianos productores arrinconados por las dinámicas del capital especulativo, es posible visualizar todo el tejido social, popular y democrático, de izquierdas, que debe comportarse como un verdadero pulmón social que impulse nuestra acción política, nuestra actividad institucional y que nos acompañe en unas campañas electorales distintas a las que el mercado de los partidos nos tienen acostumbrados.
Reconstruir una alternativa desde la izquierda
Parte de las propuestas políticas y de la acción institucional de la izquierda alternativa se han presentado no solo no acompañadas de movilización social que debía reforzar y ampliar sus demandas, sino incluso en algunos momentos desconectadas de las organizaciones de base, de las asambleas y de la estructura orgánica y Federal del movimiento político y social que dice ser IU.
Se ha enfocado la legislatura pensando, de forma excesiva, en las posibilidades de acción y comunicación del Grupo Parlamentario, olvidando en demasiadas ocasiones que sin movilización y con desconexión orgánica con el conjunto de IU la tarea de influir no podía convertirse en determinar.
La falta de trabajo colectivo y el ancla del conflicto interno constante han dificultado la expresión pública de nuestra propuesta. Compartir los liderazgos, trabajar colectivamente y reforzar los mecanismos de democracia interna son algunas de las formulas imprescindibles para una fuerza política como la nuestra.
El dilema bipartidista ha dificultado enormemente la visualización de la utilidad del tercer espacio que queremos representar. Los logros que hemos conseguido en la legislatura no han podido frenar la estrategia bipartidista que el PSOE y su entorno han pilotado con feroz y calculada determinación.
La reconstrucción de un proyecto nítidamente transformador debe cohesionar en el programa y las propuestas políticas sensibilidades más tradicionales con otras emergentes, sin que ninguna de ellas pretenda que el conjunto del proyecto se defina por uno de sus componentes ideológicos.
Pensamos que deben ocupar un espacio central las propuestas que se derivan del trabajo, la cuestión social como eje central de nuestra propuesta programática y política, la precariedad laboral en todos sus aspectos, la política económica y fiscal, la defensa de lo publico, de la enseñanza al transporte pasando por la sanidad o la atención a las personas dependientes, sean mayores o discapacitad@s, en el marco de una estrategia de convergencia social con la Europa de los 15.
No renunciamos a representar ampliamente a los trabajadores y trabajadoras de nuestro país, a ser parte de sus luchas, a reorganizarnos con ellas y con ellos para frenar los ataques a sus derechos, para erradicar el fascismo y el racismo de nuestros barrios, para mejorar sus condiciones de vida y de trabajo.
Cuando insistimos en lo necesario de otro modelo de crecimiento, no es retórica, es una necesidad urgente para impulsar otro más sostenible, con mayor capacidad redistributiva, más sólido capaz de crear un nuevo tejido económico basado en el respeto al medio ambiente, para generar empleo de calidad para todas y todos y garantizar el desarrollo de derechos básicos, como la educación, la sanidad y la vivienda, de igual forma para todas las personas, indistintamente de la realidad territorial a la que pertenezcan de nuestro país.
Podemos frenar la especulación urbanística, la corrupción ligada al ladrillo, la degradación de nuestras costas o de nuestros espacios verdes fruto del crecimiento residencial desaforado y al mismo tiempo desarrollar políticas de vivienda pública que garanticen este derecho pensando especialmente en aquellos sectores más vulnerables como los mayores, los jóvenes, las familias monoparentales o los inmigrantes.
Un modelo de estado y de organización territorial que apueste de forma clara por el modelo federal solidario, como garante de las políticas sociales para el conjunto de ciudadan@s, independientemente de donde viven y de su lugar de nacimiento. Que siga profundizando los marcos de descentralización política y fiscal para llegar también a los ayuntamientos como pilar de nuestro sistema institucional. Un compromiso federalista y republicano en el marco del reconocimiento plurinacional de nuestro estado
Una IU que haga de la Paz y de la Solidaridad con los pueblos unas de sus señas de identidad más importantes.
Una IU que trabaja por la Europa Social. Una IU parte de la izquierda alternativa europea: el PEE y el GUE.
Una IU que apuesta por el empleo digno y la igualdad de oportunidades y derechos, que impulsa políticas para evitar que los jóvenes, las mujeres o las personas inmigrantes siempre soporten el desempleo, la marginación y la precariedad laboral.
Una organización eficaz, abierta, amable y movilizadora
Una nueva organización, transparente, democrática y participativa, con un papel determinante de las asambleas de base y con un claro respeto a la federalidad. Con mecanismos de debate y decisión colectivos que permitan también tener capacidad de expresarnos de forma cohesionada una vez tomadas democráticamente las decisiones.
Una organización con censos claros y transparentes, donde se vincule al afiliad@ a una cuota y a un derecho a voto en la toma de decisiones. Donde existan formas organizativas abiertas y participativas para simpatizantes y elector@s.
Una organización que recupere las asambleas de base como pilar fundamental de nuestra organización (territoriales y sectoriales), para discutir y para actuar. Que las asambleas de base de IU se conviertan en agentes activos de la re-politización de los movimientos sociales y que al mismo tiempo los activistas sociales encuentren en IU un espacio de participación política.
Que ambicione nuevas formas de participación real de las personas afiliadas a IU.
Que nuestras asambleas sean parte de las viejas y nuevas redes sociales donde sindicalistas, activistas vecinales, pacifistas, alter mundistas, ecologistas y militantes sociales de todo tipo, sientan a Izquierda Unida como un instrumento útil para sus necesidades y para sus luchas. Unas asambleas de base arraigadas, predispuestas a las campañas y a la movilización por objetivos concretos tomando como referencia el programa de IU.
Hay que reforzar el papel de las federaciones que, al lado de las asambleas de base, son la verdadera espina dorsal de IU.
Una IU que utilice todas las potencialidades institucionales: municipalistas, parlamentos y gobiernos autonómicos, Congreso y Senado; para contribuir a hacer avanzar las propuestas políticas y reflejar las iniciativas sociales.
Una IU soberana, en la que el pluralismo político e ideológico, que existe y existirá en IU, se canalice a través de las estructuras regulares de la organización, con una clara apuesta por el consenso en nuestra capacidad de iniciativa política, ya que no puede producirse en el plano ideológico.
Una IU soberana frente a otros proyectos políticos, claramente enmarcada en la izquierda de nuestro país, pero claramente definida a partir de nuestro programa político y tomando a este como referencia en nuestras decisiones y alianzas.
La IX Asamblea Federal de IU debe abrir también en el interno una nueva etapa basada en un funcionamiento democrático más escrupuloso para poder tomar decisiones y comunicarlas con eficacia a la sociedad.
Una IU que ponga fin a la confrontación interna. Queremos contribuir a superar, desde la política y el acuerdo, ese desgaste estéril constante que ha agudizado la crisis y que alejado a miles de hombres y mujeres de izquierdas de nuestra organización y de votarnos.
Los equipos de dirección deben representar al conjunto de la organización y no a una de sus partes. Los acuerdos deben tomarse en los órganos de dirección y no en instancias paralelas. El equipo de dirección debe establecer una fluida relación con las federaciones y con la organización, por encima de otros mecanismos institucionales o comunicativos.
Unos órganos de dirección más reducidos, en los cuales se produzca una necesaria renovación que incorpore a nuev@s dirigentes, a más jóvenes y a más mujeres.
El futuro de Izquierda Unida esta en nuestras manos, en la de los miles de cargos públicos, las decenas de miles de afiliad@s y el millón de votantes, no podemos fallarles, hay que mirar al futuro con ilusión sin estar presos ni de las batallas ni de los errores del pasado.
Éste es un compromiso para sumar y no restar en una reconstrucción de IU sustentada en lo que es mayoritario entre los hombres y mujeres de IU: hacer política, poner fin al desgaste interno, recuperar el funcionamiento organizativo y conseguir un equipo de dirección cohesionado. Estamos convencidos que para una IU más útil y creíble son necesarios el relanzamiento político y la recuperación organizativa.
Creemos en el futuro de IU
Afrontamos el debate de iniciar en IU un nuevo proceso constituyente, ya que el proyecto de IU no solo no ha muerto, sino que puede y debe ser relanzado. La nueva convergencia política y social a la que aspiramos requiere en primer lugar de la tranquilidad y en segundo lugar de la ambición para que se haga el debate, empezando por saber que y porqué nos ha pasado. También requiere una IX Asamblea democrática, participativa y unitaria ya que no habrá ningún debate ni cambios de ningún tipo si fracasamos en ese encuentro decisivo.
Lejos de analizar las causas de nuestra derrota en clave de ajuste de cuentas, queremos saber que nos ha pasado para poner el acento en la política, en los cambios organizativos que pueden devolver IU a la primera línea de la movilización social y la propuesta política, y devolver a los afiliados y votantes el orgullo de pertenecer a Izquierda Unida.
Pero queremos abordar esta difícil situación con ilusión, con la satisfacción de formar parte de la sociedad más activa, más solidaria y más comprometida con la igualdad y la justicia social. La izquierda política alternativa tiene que recuperar la alegría, la fuerza y el optimismo de avanzar hacia una sociedad mejor para todos, donde la riqueza que entre todos y todas generamos, se traduzca en una sociedad más digna, más avanzada social y culturalmente y de mayor calidad de vida para todas y todos.
Los cambios económicos y sociales que ha experimentado nuestro país en los últimos 20 años son muchos, y han afectado profundamente a la izquierda social y política y a aquellos sujetos sociales que queremos representar. El avance de la globalización ha fragmentado como nunca a la clase trabajadora, flexibilizando sus condiciones laborales y precarizando el conjunto de sus relaciones sociales, dándole solo salidas individuales en el marco del sistema.
El actual modelo económico, cada vez más basado en la especulación financiera, con menor desarrollo industrial y de insuficiente inversión en investigación, es incapaz de generar bienestar para todos y todas, y distancia cada vez más a la élite económica de la mayoría de la sociedad que paga las consecuencias de una economía injusta.
Hoy las soluciones colectivas a los graves problemas de los sectores populares son mas difíciles de apreciar por estos y más complejas de organizar para la izquierda social y política, ya que la hegemonía del pensamiento conservador es tal que ha ido empobreciendo y desmereciendo las redes sociales solidarias de los trabajadores y las trabajadoras y su capacidad de autoorganizarse para luchar por sus derechos e intereses. Se ha llegado a la paradoja, gracias a los potentes aparatos de reproducción ideológica de las clases dominantes, de hacer coincidir las ilusiones y esperanzas de los explotados con los objetivos de los explotadores.
En los últimos tiempos uno de los fenómenos mas utilizados para dividir a los trabajadores, y alejarlos de sus organizaciones naturales de lucha, ha sido el de la inmigración, vista por la derecha, en una acción barroca de doble moral, al mismo tiempo como una oportunidad de sobreexplotación y por tanto de mayor beneficio, como de nueva “competencia entre pobres” por ocupar los servicios del delgado Estado del Bienestar. Se han azuzado al mismo tiempo prejuicios morales y culturales contra los que son diferentes de nosotros, por encima del ordenamiento jurídico que todos están obligados a respetar, haciendo que los trabajadores se enfrenten entre si en función de su lugar de nacimiento, lengua o color de piel, difuminando su necesaria acción común en favor de sus derechos.
También destacar la utilización de viejos y nuevos conflictos territoriales, expuestos de forma contradictoria, no para debatir y encontrar la síntesis de vivir la diversidad en un estado compuesto, sino para exacerbar Y utilizar la diferencia con objetivos electoralistas y de fragmentación social.
Estos fenómenos no afectan solo a la izquierda en España, hay otras experiencias en países de la UE que podrían seguir parte del argumentario empleado para nuestro estado (Italia y Francia servirían de ejemplo), y al mismo tiempo observamos experiencias exitosas que hemos de tener muy presentes (caso de Alemania o Chipre).
Observamos también con expectación los cambios políticos que se han ido sucediendo en América Latina, las nuevas realidades políticas y sociales que exigen mas justicia social en todo el continente, al tiempo que reafirman su papel independiente frente a los intentos de dominio del norte y sus nuevas capacidades de colaboración política, económica y cultural. Pensamos que desde IU debemos y podemos reforzar los vínculos de colaboración e intercambio de experiencias con los partidos y movimientos de izquierda latinoamericanos.
Si el periodo anterior a las elecciones generales del 2004, fue uno de los de mayor movilización desde la transición, la reciente etapa 2004/2008 ha significado una mitigación muy preocupante de la movilización social, hasta el punto de que son las distintas expresiones políticas, sociales y culturales de la derecha las que se han movilizado contra las tímidas reformas progresistas que se han llevado a delante.
El bipartidismo y la ley electoral se han demostrado como mecanismos eficaces creados durante la transición para dificultar sino impedir el acceso de la izquierda alternativa a instancias superiores de poder. Por tanto no es un fenómeno coyuntural que pueda remontarse con mayor eficacia en las formulas electorales, sus mensajes publicitarios o sus presupuestos de campaña, es parte consustancial del sistema. Una ley electoral que discrimina y que deja a centenares de miles de personas sin representación parlamentaria.
La polarización de los medios de comunicación, en la ultima campaña, en torno a los dos grandes partidos y la recreación del espectáculo televisivo ha rizado el rizo en la tendencia antidemocrática que excluye el pluralismo y el verdadero contraste y debate de ideas, tratando a los ciudadanos como meros consumidores, convirtiendo la política en algo ajeno a ellos, en puro espectáculo, construyendo concienzudamente la despolitización y el desarraigo de lo colectivo
Solo con la implicación de los hombres y mujeres de la izquierda alternativa en la recuperación, ampliación y creación de viejas y nuevas redes sociales, que articulen por abajo los intereses de los trabajadores, jóvenes, mujeres y sectores populares, en alianza con campesinos, autónomos o pequeños y medianos productores arrinconados por las dinámicas del capital especulativo, es posible visualizar todo el tejido social, popular y democrático, de izquierdas, que debe comportarse como un verdadero pulmón social que impulse nuestra acción política, nuestra actividad institucional y que nos acompañe en unas campañas electorales distintas a las que el mercado de los partidos nos tienen acostumbrados.
Reconstruir una alternativa desde la izquierda
Parte de las propuestas políticas y de la acción institucional de la izquierda alternativa se han presentado no solo no acompañadas de movilización social que debía reforzar y ampliar sus demandas, sino incluso en algunos momentos desconectadas de las organizaciones de base, de las asambleas y de la estructura orgánica y Federal del movimiento político y social que dice ser IU.
Se ha enfocado la legislatura pensando, de forma excesiva, en las posibilidades de acción y comunicación del Grupo Parlamentario, olvidando en demasiadas ocasiones que sin movilización y con desconexión orgánica con el conjunto de IU la tarea de influir no podía convertirse en determinar.
La falta de trabajo colectivo y el ancla del conflicto interno constante han dificultado la expresión pública de nuestra propuesta. Compartir los liderazgos, trabajar colectivamente y reforzar los mecanismos de democracia interna son algunas de las formulas imprescindibles para una fuerza política como la nuestra.
El dilema bipartidista ha dificultado enormemente la visualización de la utilidad del tercer espacio que queremos representar. Los logros que hemos conseguido en la legislatura no han podido frenar la estrategia bipartidista que el PSOE y su entorno han pilotado con feroz y calculada determinación.
La reconstrucción de un proyecto nítidamente transformador debe cohesionar en el programa y las propuestas políticas sensibilidades más tradicionales con otras emergentes, sin que ninguna de ellas pretenda que el conjunto del proyecto se defina por uno de sus componentes ideológicos.
Pensamos que deben ocupar un espacio central las propuestas que se derivan del trabajo, la cuestión social como eje central de nuestra propuesta programática y política, la precariedad laboral en todos sus aspectos, la política económica y fiscal, la defensa de lo publico, de la enseñanza al transporte pasando por la sanidad o la atención a las personas dependientes, sean mayores o discapacitad@s, en el marco de una estrategia de convergencia social con la Europa de los 15.
No renunciamos a representar ampliamente a los trabajadores y trabajadoras de nuestro país, a ser parte de sus luchas, a reorganizarnos con ellas y con ellos para frenar los ataques a sus derechos, para erradicar el fascismo y el racismo de nuestros barrios, para mejorar sus condiciones de vida y de trabajo.
Cuando insistimos en lo necesario de otro modelo de crecimiento, no es retórica, es una necesidad urgente para impulsar otro más sostenible, con mayor capacidad redistributiva, más sólido capaz de crear un nuevo tejido económico basado en el respeto al medio ambiente, para generar empleo de calidad para todas y todos y garantizar el desarrollo de derechos básicos, como la educación, la sanidad y la vivienda, de igual forma para todas las personas, indistintamente de la realidad territorial a la que pertenezcan de nuestro país.
Podemos frenar la especulación urbanística, la corrupción ligada al ladrillo, la degradación de nuestras costas o de nuestros espacios verdes fruto del crecimiento residencial desaforado y al mismo tiempo desarrollar políticas de vivienda pública que garanticen este derecho pensando especialmente en aquellos sectores más vulnerables como los mayores, los jóvenes, las familias monoparentales o los inmigrantes.
Un modelo de estado y de organización territorial que apueste de forma clara por el modelo federal solidario, como garante de las políticas sociales para el conjunto de ciudadan@s, independientemente de donde viven y de su lugar de nacimiento. Que siga profundizando los marcos de descentralización política y fiscal para llegar también a los ayuntamientos como pilar de nuestro sistema institucional. Un compromiso federalista y republicano en el marco del reconocimiento plurinacional de nuestro estado
Una IU que haga de la Paz y de la Solidaridad con los pueblos unas de sus señas de identidad más importantes.
Una IU que trabaja por la Europa Social. Una IU parte de la izquierda alternativa europea: el PEE y el GUE.
Una IU que apuesta por el empleo digno y la igualdad de oportunidades y derechos, que impulsa políticas para evitar que los jóvenes, las mujeres o las personas inmigrantes siempre soporten el desempleo, la marginación y la precariedad laboral.
Una organización eficaz, abierta, amable y movilizadora
Una nueva organización, transparente, democrática y participativa, con un papel determinante de las asambleas de base y con un claro respeto a la federalidad. Con mecanismos de debate y decisión colectivos que permitan también tener capacidad de expresarnos de forma cohesionada una vez tomadas democráticamente las decisiones.
Una organización con censos claros y transparentes, donde se vincule al afiliad@ a una cuota y a un derecho a voto en la toma de decisiones. Donde existan formas organizativas abiertas y participativas para simpatizantes y elector@s.
Una organización que recupere las asambleas de base como pilar fundamental de nuestra organización (territoriales y sectoriales), para discutir y para actuar. Que las asambleas de base de IU se conviertan en agentes activos de la re-politización de los movimientos sociales y que al mismo tiempo los activistas sociales encuentren en IU un espacio de participación política.
Que ambicione nuevas formas de participación real de las personas afiliadas a IU.
Que nuestras asambleas sean parte de las viejas y nuevas redes sociales donde sindicalistas, activistas vecinales, pacifistas, alter mundistas, ecologistas y militantes sociales de todo tipo, sientan a Izquierda Unida como un instrumento útil para sus necesidades y para sus luchas. Unas asambleas de base arraigadas, predispuestas a las campañas y a la movilización por objetivos concretos tomando como referencia el programa de IU.
Hay que reforzar el papel de las federaciones que, al lado de las asambleas de base, son la verdadera espina dorsal de IU.
Una IU que utilice todas las potencialidades institucionales: municipalistas, parlamentos y gobiernos autonómicos, Congreso y Senado; para contribuir a hacer avanzar las propuestas políticas y reflejar las iniciativas sociales.
Una IU soberana, en la que el pluralismo político e ideológico, que existe y existirá en IU, se canalice a través de las estructuras regulares de la organización, con una clara apuesta por el consenso en nuestra capacidad de iniciativa política, ya que no puede producirse en el plano ideológico.
Una IU soberana frente a otros proyectos políticos, claramente enmarcada en la izquierda de nuestro país, pero claramente definida a partir de nuestro programa político y tomando a este como referencia en nuestras decisiones y alianzas.
La IX Asamblea Federal de IU debe abrir también en el interno una nueva etapa basada en un funcionamiento democrático más escrupuloso para poder tomar decisiones y comunicarlas con eficacia a la sociedad.
Una IU que ponga fin a la confrontación interna. Queremos contribuir a superar, desde la política y el acuerdo, ese desgaste estéril constante que ha agudizado la crisis y que alejado a miles de hombres y mujeres de izquierdas de nuestra organización y de votarnos.
Los equipos de dirección deben representar al conjunto de la organización y no a una de sus partes. Los acuerdos deben tomarse en los órganos de dirección y no en instancias paralelas. El equipo de dirección debe establecer una fluida relación con las federaciones y con la organización, por encima de otros mecanismos institucionales o comunicativos.
Unos órganos de dirección más reducidos, en los cuales se produzca una necesaria renovación que incorpore a nuev@s dirigentes, a más jóvenes y a más mujeres.
El futuro de Izquierda Unida esta en nuestras manos, en la de los miles de cargos públicos, las decenas de miles de afiliad@s y el millón de votantes, no podemos fallarles, hay que mirar al futuro con ilusión sin estar presos ni de las batallas ni de los errores del pasado.
Éste es un compromiso para sumar y no restar en una reconstrucción de IU sustentada en lo que es mayoritario entre los hombres y mujeres de IU: hacer política, poner fin al desgaste interno, recuperar el funcionamiento organizativo y conseguir un equipo de dirección cohesionado. Estamos convencidos que para una IU más útil y creíble son necesarios el relanzamiento político y la recuperación organizativa.
Creemos en el futuro de IU
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