viernes, 23 de mayo de 2008

POR IZQUIERDA UNIDA. CONTRA LAMPEDUSA


Por Izquierda Unida. Contra Lampedusa

Álvaro Aguilera, coordinador local de IU Brunete y miembro de base del PCE

Es fértil en estos últimos meses la profusión de análisis, propuestas, textos y testamentos en torno a la situación de Izquierda Unida. Numerosos dirigentes de IU, PCE y otros movimientos internos han tratado de diseccionar con mayor o menor acierto el cuerpo moribundo de IU, intentando encontrar el orígen de la enfermedad que lo corroe y la posible cura que lo sane.

Cometo la imprudencia de elaborar un acercamiento semejante desde el cómodo banco de la base y el anonimato, con el fin de intentar, en la medida de lo posible, facilitar una lectura políticamente incorrecta de la situación actual. Espero que mi temeridad sirva para alertar sobre el peligro que corremos las bases de IU dejando en manos de los dirigentes el peso total que suponen las riendas del imprescindible cambio que ha de fraguarse en nuestra organización en los próximos meses.

1. Apriorismos erróneos

En primer lugar quisiera desmentir varios presupuestos que se han repetido en diversas declaraciones y documentos:

“En Izquierda Unida falta mucha gente pero no sobra nadie”. Este punto, si bien es asumible en su primera parte, es inaceptable en su segunda. En IU sí sobra gente. Toda aquella que prioriza su interés personal por encima de la organización. Esta gente, con sus nombres y sus apellidos, no va a dar su brazo a torcer y es la base la que ha de marcarle el camino de salida imponiendo la coherencia, la ética y los principios de la izquierda socialista como marco de imposibilidad total para mantener sus tácticas caciquiles y despóticas.


“Los resultados electorales han desatado una crisis en IU”. De nuevo incurrimos en un presupuesto falso. El objetivo de IU no es, no debe ser obtener un número alto de diputados, concejales y cargos públicos sino transformar la sociedad. De tal manera, aunque en los comicios del pasado 9 de mayo hubiéramos obtenido 60 diputados, gran parte de la militancia hubiera seguido disconforme con la situación de la organización. Nuestro declive no es electoral, que también, sino identitario, ético y político (en el sentido estricto del término).

“El debate importante es organizativo y de censos, no ideológico”. Tampoco comparto este apriorismo. Indudablemente que los censos están manipulados, por lo que hay que subsanar sus deficiencias pero también es necesario establecer un ideario político e ideológico de Izquierda Unida, que asuma la organización y del que no se pueda deslindar. En este sentido el socialismo y el federalismo son piezas claves para la reconstrucción de IU, dos principios que han saltado por los aires de unos años a esta parte.

Evidentemente hay otros presupuestos que no comparto, pero estos son a mi juicio, los más destacables.

2. La táctica Lampedusa

Hay demasiadas buenas intenciones en IU y eso da qué pensar. Resulta que ahora todos los dirigentes federales y regionales que nos han llevado a la fractura total entre bases y dirección, se suben al carro de la necesidad de renovación, relanzamiento y consenso. Lamento decir que es demasiado tarde y que la única alternativa que tienen es pasar a la segunda línea, cuando no a la tercera o la cuarta. Se habla mucho de que las bases deben tomar las riendas pero se les impone un método, unas normas, un procedimiento que se ha visto incapaz de ofrecer a la militancia la posibilidad de intervención directa.

No se puede aludir al fortalecimiento de las bases, cuando las bases lo único que pueden hacer es recibir en el correo las normas para la


Asamblea Federal en la que saben que no participarán a no ser que sean parte integrante de alguna corriente.

La táctica es muy sencilla: aplicar el principio lampedusiano de “que todo cambie para que todo siga igual”.

Llenar de letras los textos es muy sencillo, pero actuar en consecuencia se antoja quimérico cuando aquellos que deben dejar paso a la militancia han demostrado que no la necesitan para nada y que de hecho, les es un elemento incómodo para mantener su cargo.

La base no puede dejarse hipnotizar por esta conjura de faquires que hacen un llamamiento bienintencionado con el único fin de quedarse donde están sacrificando los peones necesarios en aras de una huida hacia delante que les permita una jubilación digna. Nuestra única arma es la organización desde abajo, la no aceptación de las leyes “nuestros mayores” y la valentía suficiente para impulsar un proceso de refundación (llámese como quiera) desde la limpieza que da el no estar manchado, valga la redundancia –o no-.

Es imprescindible que estemos alertados sobre las tácticas de Lampedusa que nos están intentando colar los que desde ya, andan reuniéndose en oscuras habitaciones, en lugar de hacerlo a cara descubierta y en Asambleas abiertas.

La Asamblea Federal es el as en la manga para los lampedusianos. Puesto que tal y como la han diseñado, todas las buenas palabras se revelarán en un discurso hueco que en nada cambiará la deriva de Izquierda Unida. Si aceptamos la Asamblea tal y como nos la presentan, estamos perdidos.

3. Pasos previos

Para que la militancia sea el principal agente de este proceso hay que abordar una serie de pasos previos:

1. Proceso de readscripción. La militancia se dará de baja en su totalidad y volverá a afiliarse de un modo personal.
2. La Asamblea Federal será sustituida o servirá para fijar una Convocatoria abierta a todos los sectores de la izquierda anticapitalista del Estado.
3. El proceso de Refundación no puede cerrarse en un fin de semana por lo que finalizará al cabo de un año de la Primera Convocatoria, con una Segunda Convocatoria que fije unos nuevos Estatutos y una nueva línea política y organizativa.

4. Convocatoria abierta

Una vez tengamos claro que el futuro de IU está en manos de las bases y no en los despachos de Olimpo, hemos de difundir esa Convocatoria abierta a aquellos que nos abandonaron, que nunca formaron parte de IU o están en casa con lo que a mi juicio son varios presupuestos irrenunciables:

Anticapitalismo y Socialismo. Con una definición amplia de ambos términos aglutinante y no excluyente, pero firme en su defensa y en el deseo de aplicación de la misma.
Republicanismo, feminismo y ecologismo. Los tres ligados estrechamente al primer punto, ya que sin lo uno no se puede alcanzar plenamente lo otro y viceversa.
Federalismo. Lo que implica ineludiblemente el rechazo al confederalismo, uno de los cánceres de hecho de nuestra organización.
Movimiento político, social y cultural. Las áreas han de ser el reflejo de la actividad de IU en todos los ámbitos. Hemos de ser la vanguardia social, política y cultural abriendo espacios de encuentro que mejoren la sociedad desde el pensamiento, la acción directa y la institucional. Serían absurdas por tanto las alianzas electorales. Quien quiera concurrir con nosotros que entre en la organización.
Ética y Democracia Radical. La dirección ha de ser entendida en un sentido piramidal ascendente y debe de acogerse estrictamente al presupuesto de “mandar obedeciendo”.
Censos limpios. Se acabaron los equipos de voleibol y los pagos colectivos de las cuotas. Los afiliados y afiliadas entrarán en la organización de forma personal, libre e individual y de esa forma abonarán sus cuotas.
Unidad de acción. Las decisiones tomadas por los órganos democráticos –cuando lo sean verdaderamente- se respetarán. Ahora bien, habrá que atender las particularidades de cada asamblea y sus razones para obrar en cierto sentido antes de abrir expedientes, etc.

5. Reflexión final: romper la cuerda

Mi propuesta, lo sé, reincide sobre algunas cosas ya dichas (especialmente por la que a mi juicio es la mejor aportación hasta el momento, la del compañero Julio Anguita) y busca sobre todo, el afán de no construir una nueva IU en torno a nombres y corrientes, sino desde las ideas, la base y la ilusión que impulsó el nacimiento de la primera Izquierda Unida.

He tratado de ser lo más aséptico, concreto y correcto que me ha sido posible.

Quisiera finalizar con algo que me parece sustancial. Detecto entre algunos compañeros y compañeras cierto miedo a tensar la cuerda, a incidir en las diferencias con ciertos elementos de IU por miedo a una escisión o algo parecido. En mi opinión este miedo puede ser un mal principio de cara al cambio, ya que si por no romper la cuerda, seguimos aceptando prácticas fuera de lo que debe ser nuestro discurso y actuación, estaremos en cierto modo, legitimándolas y asumiendo el final de la IU que deseamos.

La cuerda debe romperse con aquellos que, como dije antes, anteponen sus intereses y ambiciones por encima de la organización. Un claro ejemplo es lo ocurrido en Valencia. Si la dirección no hubiese pasteleado, apoyado e intrigado con Isaura Navarro y hubiese respetado la legalidad no estaríamos donde estamos. Ante casos así (y aún los hay) no nos puede temblar el pulso. La coherencia está por encima de obtener diputados o votos en el CPF, cosa que no han sabido o no han querido entender el actual coordinador, su camarilla y otros muchos.

Esta es mi reflexión. Espero que no hiera a la gente de bien de IU, que afortunadamente es la inmensa mayoría.

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