EL CONSEJO POLITICO FEDERAL NO TOMÓ EN CONSIDERACIÓN EL DOCUMENTO DE JULIO ANGUITA “NO HAY TIEMPO PARA MÁS DILACIONES” ¿POR QUÉ?
La llamada “Comisión Unitaria” de IU (*), desde sus comienzos, estuvo conformada con criterios selectivos. No atendió a la realidad diversa de IU, sino a la “realidad fáctica”. Desestimó la presencia de las candidaturas democráticas de la anterior Asamblea Federal y algunas corrientes de fuerte implantación fueron excluidas. Por criterios “prácticos”, de “oportunidad” y de “poder” se optó por la representación “partidaria” y “territorial” (“baronías” y “pedanías”)...
Esta “Comisión Unitaria” estaba llamada a buscar un proceso consensuado de debate y desarrollo de la IX Asamblea Federal para, lejos del enfrentamiento interno, encontrar una síntesis que cohesionara IU para así, en buena conjunción, afrontar su relanzamiento y apertura a la realidad social, haciéndola más fuerte, más soberana y más plural...
Pero a estas alturas la síntesis no ha llegado. Además de las exclusiones mencionadas, y quitando lo que se ha hecho de “cara a la galería” es decir a la imagen, es poco lo que han cedido sus componentes entre sí para alcanzar el pretendido consenso.
Uno de los aspectos más llamativos ha sido el resultante de lo aprobado en el Consejo Político Federal de IU del 14 de Junio. Los documentos que habrán de debatir los militantes, adscritos o personas vinculadas a IU serán tres, por criterios de la Comisión Unitaria, a modo de “reparto de papeles” entre las “tres Marías” que pretenden representar a toda IU. Es curioso que ya, desde un principio, ese reparto se viera venir en la Comisión Unitaria...
Sin embargo, un documento que ya tiene más de mil personas que lo suscriben, es decir, que tiene más apoyos que todos los demás juntos, no ha sido tenido en cuenta para incluirlo entre los documentos de debate. Se trata del documento de Julio Anguita “no hay tiempo para mas dilaciones”. Un argumento es que este documento, tras el paso y el traspaso, adaptación, aportaciones y correcciones oportunas por un grupo de miembros de la dirección del PCE, ha sido convertido en otro documento que ahora es el “auténtico”; y por tanto el documento literal y original de Julio, que está en fase de debate por cientos de militantes agrupados en torno a la “plataforma por la refundación de IU, desde abajo”, ya no sirve. Resulta lamentable esa manipulación e intento de representar una iniciativa que está en manos de centenares de compañeros/as, para “vivir del bien ajeno”.... Resulta inquietante que algo tan simple como un papel, con lo sufrido que es, también padezca de los arañazos de la ambición. Y, sobre todo, es incomprensible que nos quieran meter en el “triángulo de las Bermudas”...
Es como si la “película de la IX Asamblea” estuviese ya rodada al completo y nos la mostraran por capítulos sucesivos. El final de la serie será, por lo que se ve, un acto con unos mil asistentes, aplaudiendo a las tres Marías, que antes se habían repartido los papeles y documentos y, en realidad, también se habían repartido el poder, dejando, eso sí, un margen para la incertidumbre entre la militancia para que no predominara el aburrimiento; el “morbo latente” que se llama.
La llamada “Comisión Unitaria” de IU (*), desde sus comienzos, estuvo conformada con criterios selectivos. No atendió a la realidad diversa de IU, sino a la “realidad fáctica”. Desestimó la presencia de las candidaturas democráticas de la anterior Asamblea Federal y algunas corrientes de fuerte implantación fueron excluidas. Por criterios “prácticos”, de “oportunidad” y de “poder” se optó por la representación “partidaria” y “territorial” (“baronías” y “pedanías”)...
Esta “Comisión Unitaria” estaba llamada a buscar un proceso consensuado de debate y desarrollo de la IX Asamblea Federal para, lejos del enfrentamiento interno, encontrar una síntesis que cohesionara IU para así, en buena conjunción, afrontar su relanzamiento y apertura a la realidad social, haciéndola más fuerte, más soberana y más plural...
Pero a estas alturas la síntesis no ha llegado. Además de las exclusiones mencionadas, y quitando lo que se ha hecho de “cara a la galería” es decir a la imagen, es poco lo que han cedido sus componentes entre sí para alcanzar el pretendido consenso.
Uno de los aspectos más llamativos ha sido el resultante de lo aprobado en el Consejo Político Federal de IU del 14 de Junio. Los documentos que habrán de debatir los militantes, adscritos o personas vinculadas a IU serán tres, por criterios de la Comisión Unitaria, a modo de “reparto de papeles” entre las “tres Marías” que pretenden representar a toda IU. Es curioso que ya, desde un principio, ese reparto se viera venir en la Comisión Unitaria...
Sin embargo, un documento que ya tiene más de mil personas que lo suscriben, es decir, que tiene más apoyos que todos los demás juntos, no ha sido tenido en cuenta para incluirlo entre los documentos de debate. Se trata del documento de Julio Anguita “no hay tiempo para mas dilaciones”. Un argumento es que este documento, tras el paso y el traspaso, adaptación, aportaciones y correcciones oportunas por un grupo de miembros de la dirección del PCE, ha sido convertido en otro documento que ahora es el “auténtico”; y por tanto el documento literal y original de Julio, que está en fase de debate por cientos de militantes agrupados en torno a la “plataforma por la refundación de IU, desde abajo”, ya no sirve. Resulta lamentable esa manipulación e intento de representar una iniciativa que está en manos de centenares de compañeros/as, para “vivir del bien ajeno”.... Resulta inquietante que algo tan simple como un papel, con lo sufrido que es, también padezca de los arañazos de la ambición. Y, sobre todo, es incomprensible que nos quieran meter en el “triángulo de las Bermudas”...
Es como si la “película de la IX Asamblea” estuviese ya rodada al completo y nos la mostraran por capítulos sucesivos. El final de la serie será, por lo que se ve, un acto con unos mil asistentes, aplaudiendo a las tres Marías, que antes se habían repartido los papeles y documentos y, en realidad, también se habían repartido el poder, dejando, eso sí, un margen para la incertidumbre entre la militancia para que no predominara el aburrimiento; el “morbo latente” que se llama.
(*)